El contenido de Spotify no puede mostrarse debido a tu configuración de cookies actual. Para ver el contenido, haz clic en “Mostrar contenido” para consentir la transferencia de los datos necesarios a Spotify y habilitar este servicio. Puedes consultar más información en nuestra [Política de privacidad]/politica-de-privacidad/. En caso de que cambies de opinión, puedes revocar tu consentimiento en cualquier momento a través de la configuración de cookies.

Mostrar contenido

Había dos caminantes que se conocieron en medio del bosque.
Ambos venían de viajes distintos.

Ambos tenían mochilas, mapas, cicatrices de las ramas y frescura del viento

Al principio caminaron sin rumbo.
Disfrutaban el paisaje, reían, se cuidaban mutuamente, el viaje era placentero.

Pero un día, al llegar a un punto donde había dos caminos, apareció el conflicto:

uno quería ir hacia la montaña, el otro hacia el mar.

Discutieron, se culparon. se dijeron cosas que no sentían.

Hasta que uno de ellos sacó algo del bolso:

una brújula rota.

—Creo que nunca supe muy bien hacia dónde iba, sólo me sentí bien caminando contigo.

El otro sonrió con tristeza.
 —Y yo sí sabía a dónde quería llegar, pero olvidé preguntar si tú querías lo mismo.

Se abrazaron y aunque no tomaron el mismo camino, entendieron que algunos encuentros no son para siempre, pero sí para despertar y continuar nuestro camino. 

 
y colorín colorado, esta historia...
... no ha terminado, 
porque habría contado un cuento muy predecible y claro que me dirías que fácil, disfrutamos el camino pero al momento del conflicto dijimos adiós. 

¿Y si nuestros caminantes fueran más maduros?, 

quizá este sería nuestro buen final: 
Regresemos al punto donde había dos caminos, uno quería ir hacia la montaña y otro hacia el mar…


 
Después del silencio y darse cuenta que había dos caminos diferentes, entonces no hubo despedida, comenzaron a escucharse.

Ambos se sentaron hicieron una fogata y junto al fuego
Y hablaron, como nunca antes lo habían hecho.

Mostraron sus mapas, sus miedos, sus deseos.
Y se miraron con esa verdad que solo nace cuando el amor se vuelve valiente.



 
—Yo quería ir al mar —dijo uno—, pero en realidad, lo que buscaba era horizonte.

 —Y yo buscaba la montaña —dijo el otro—, pero lo que necesitaba era altura para ver más claro.

Y entonces entendieron…

que buscaban lo mismo con palabras distintas.

Revisaron su equipaje.
Repararon la brújula, no con herramientas, sino con acuerdos.
Con nuevas rutas trazadas en conjunto.

Y cuando amaneció, no había dos caminos
Había sólo bosque con un sendero que comenzaron a crear ellos, eligiendo caminar en el mismo bosque (etapa) al mismo ritmo (velocidad) y hacía mismo punto (dirección). Solo un mismo sendero, elegido desde la consciencia y el amor compartido.


 
A veces, no se trata de elegir entre dos caminos.
Se trata de crear uno nuevo, si ambos tienen el coraje de construirlo juntos.


Hay historias que terminan con despedidas y otras, con decisiones compartidas.

No hay un único camino correcto, hay caminos que te despiertan, y otros que te sostienen.

¿Y tú? ¿Qué final resuena hoy con tu historia?
¿Estás en un cruce o construyendo dirección?

El noviazgo consciente no se trata de esperar a que todo encaje.
Se trata de atreverse a mirar con los ojos abiertos.

De hablar, de mostrarse y de negociar.
Y de elegir si ese amor vale el trabajo que implica construirlo.

Porque amar no es sólo sentir, Es elegir crecer con otro sin dejar de ser tú